viernes, 20 de noviembre de 2009

Helen, I miss you.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

de nuevo Barcelona

Bueno, después de siglos, retomo el blog como dios o shiva o quien sea manda.

He estado ausente por mil razones, de entre las cuales destaca mi cambio de país. Sí, estoy en Barcelona, de nuevo. Y "de nuevo" significa muchas cosas; significa que ya estuve aquí y significa que en ello hay algo nuevo.
A pesar de que ya hace como un mes que dejé físicamente Londres ahora empiezo a sentir que ya no vivo allí. Ayer colgué mis estanterías y coloqué mi querida colección de DVDs y libros importantes en ellas. Mis estanterías, las que bañé en un aceite de horrible olor cuando aun vivía con mi madre, allí en Sant Pau. Las que he ido trasladando de casa en casa, pese a que pesan una tonelada y son larguísimas. Las que me han visto crecer como persona y como coleccionista de objetos inútiles. También, y bajo este ordenador desde el que escribo, he recuperado otra reliquia del pasado que me enternece: mi mesa. Mi mesa, la mesa donde me daba clases de refuerzo de química una universitaria de la que yo estaba inconscientemente medio enamorada, la mesa donde escribí todo lo que me venía a la cabeza de los 13 a los 17 años. Una mesa que no es una mesa porque es un tablero con caballetes demasiado larga y demasiado ancha pero que huele a mi y que contuvo mis primeras notitas de amor. Yo solía tener la mesa llena de escritos y dibujos y garabatos y números de teléfono. Tenía 17 años y la había convertido en un elemento más de mi, casi un diario. Recuerdo que un día llegué a casa y la mujer que venía a limpiar (y a la que yo intentaba prohibir que entrara en mi cuarto) había limpiado la mesa con un aterrador esmero y no quedaba absolutamente nada. Era un tablero blanco. Blanco blanco. Y olía a lejía. Casi lloro. Y no lo recuerdo pero estoy segura de que debí montar un buen pollo. Ahora, casi 10 años después de eso y de haber abandonado la mesa en rincones y casa ajenas, vuelve a ser mi pequeña pizarra-diario. Estoy contenta.

Y estos dos ejemplos-mueble podrían ser muy bien lo que Barcelona significa para mi, lo que significa volver. Pero esta vez es distinto. Esta vez no es volver en el tiempo como las otras veces, sino revolver en él. Escarbar y reencontrar cosas, recuperarlas, reciclarlas, limpiarlas. Ahora miro la mesa y es bonito pensar que una vez escribí en ella mi primer poema de amor. Ahora todas estas cosas me dan una sensación de pertenecer que antes me hacía sentir enclaustrada, atrapada. Barcelona era para mi el estrés, el tedio máximo; me creaba una sensación de claustrofobia y asco. Y durante mucho tiempo, aun viviendo ya en otro país y echado de menos ciertas cosas, venía a Barcelona y me sentía atrapada en otra persona.

Ahora todo es muy distinto.

Creo que me fui porque yo no quería ser más yo. Y me reencontré, me reinventé y aprendí cosas. Y ahora soy un Yo aun más yo. Y camino por la ciudad y miro a lo alto, a los edificios, a la gente y escucho los sonidos de esta ciudad tan distinta a Londres. Y es como si ahora llevara una óptica distinta, más nítida, más angular. Y casi siempre sonrío.
Aunque todo sigue lleno de recuerdos en cada esquina y esta será siempre mi ciudad, con lo bueno y con lo malo, creo que he conseguido hacer un "refresh". No se si esta acabará siendo la de mi vida, pero desde luego tiene algo que no está en ningún otro lado y que me alegra haber reencontrado.

PD: mientras escribía este post he estado escuchando a mis amigos los Sugar Overdose que como saben que nunca venderán a lo Bisbal pues hace tiempo que decidieron regalar su música a todo el que la quisiera y os la podéis bajar con un simple click. Aunque mi preferida de todas todas es "Maybe in China", que sólo está en el myspace...



















Fotos de mi maravillosa ventana en Londres y mi nuevo hogar barcelonés.

domingo, 1 de noviembre de 2009


I'm back from Berlín with a Second Prize in the Petra Joy Awards!!
Here's the link to the winners and some more info.

Ha sido una experiencia bastante increíble. Ver tu corto en una sala llena del pornfilmfest y acto seguido recibir un premio, habiendo además llegado al festival en una limusina blanca, es bastante heavy. Ahora se que tengo que aprender a hablar en público porque pienso seguir recibiendo premios, es muy divertido.
La verdad es que la anfitriona Petra Joy nos trató de maravilla y es un amor de mujer, nos hizo sentir como auténticas estrellas.

Además de eso vi Berlín, nunca había estado. Creo que me quedé un poco a medias, aunque me gustó pero la próxima vez que vaya será en verano...