viernes, 27 de agosto de 2010

I'm back (or did I ever leave)

Not sure about my feelings right now. In one hand, everything is new (even if is not): I don't remember the streets so good, there are new bars, new shops, some others disappeared... ¡a new Overground line opened! But on the other... everything is the same and I feel at home in some ways. This time I am not surprised to feel my extremely white-european ass when I walk in the streets. I enjoy the fact that I can just walk in a shop and enter into another world, eat Turkish sweets in a turkish old style cafeteria and buy african clothes just on the shop next door, but is not surprising any more. What really surprised me today is the fact that I can still speak English! I went to some shops and state agencies, to the bank, ask in a bookstore about a job vacancy posted in their front door, talked by phone with a man that offered me a job... Señoras y señores, it's official, I made it: I 'M FLUENT IN ENGLISH, I lost my fear. And this is why I am writing in English right now, even though my vocabulary is limited, my grammar poor and my composition and style are vague. It doesn't matter because I can live in English, I like it. I will read and study in English, I will work in English, shoot in English. I will get stoned in English and say silly things, I am not afraid any more my friends.
London is gonna be hard again, I know, but this time is different, a step forward. Now more than ever I don't give a fuck. Maybe I am over the stupid shyness of the insecure Lola.
Amen to that.


miércoles, 18 de agosto de 2010

Song of the week.
Band of the month.



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lunes, 9 de agosto de 2010

domingo, 8 de agosto de 2010

Canino, de Yorgos Lanthimos.
Quiero y no puedo, otra vez.

Hace unos días fui a ver Canino (Kynodontas), una película griega que tenía muchas ganas de ver, o más bien mucha curiosidad. Por diferentes lados me habían recomendado verla, la daban en el Méliès y era día del espectador.

Tres de las sugerentes portadas de la película

El principio me pareció bueno. Un pelín tópico quizá, ya que en algún momento tuve la sensación de estar dentro de una especie de código de género o de haber visto alguna película con un principio muy parecido, pero daba igual porque estaba funcionando y la atención era máxima. Jugando al extrañamiento y con todas las cartas en la mano, ya que el espectador no conoce nada de lo que está viendo, Lanthimos empieza de una manera potente a explicarnos algo que, finalmente, no tendrá ningún sentido. Los personajes son encuadrados de forma amputada, dejando cabezas, brazos, piernas fuera del campo, mientras escuchan una cinta con unas extrañas lecciones léxicas y se inventan un juego con claros tintes sadomasoquistas. Además, su forma de interpretar es como poco desconcertante, ya que no enfatizan ningún sentimiento mientras articulan las palabras. Paralelamente, un hombre conduce a una vigilante de seguridad con los ojos tapados hacia un lugar desconocido, sin que ella muestre ningún tipo de miedo o resistencia.

De una manera bastante poco sutil, la situación se va aclarando y con ello gran parte del interés suscitado también se va. Un padre (y una madre mucho menos presente y activa) mantiene a sus hijos en un estado de miedo e ignorancia hacia el mundo exterior a los muros de su bonita villa. Como si de una manada de perros se tratara, se ha dedicado a amaestrar a sus criaturas como le ha dado la santa gana, haciéndoles creer entre muchas otras cosas que sólo estarán a salvo fuera de la finca una vez se le haya caído el diente canino. Esto, por supuesto, da carta blanca al director para crear todo tipo de situaciones sorprendentes y extravagantes, de esas de “¡uy, ay!”, hecho que creo es el que ha hecho popular el film. Pero la verdad es que a mi no me parece más que una sucesión de situaciones “guapas de rodar”, agradecidas, donde tanto actores como director se lo pasan bien pero que no llevan a ningún lado. Sí, la película se puede entender quizá como una crítica a un tipo de sociedad o como una reflexión sobre el control o la naturaleza humana o la educación... la verdad es que da para una infinidad de interpretaciones. Y quizá ahí esté la trampa y el cartón. Porque para mi esta película es puro cartón, pura fachada. Es un gran decorado vacío por dentro. Yorgos Lanthinos juega a ser Michael Haneke pero no ha entendido nada. O quizá soy yo la que no ha entendido nada, claro, por lo que invito a que alguien me lo discuta. Para mi Haneke es un maestro a la hora de hablar de la naturaleza del ser humano y de cómo gestiona este sus sentimientos y sus impulsos. Haneke es un maestro de la violencia y de la cultura del miedo, pero en Canino todo ello parece injustificado, en cierta forma gratuito. No tenemos ni idea de porqué los padres se comportan así ni de qué buscan con ello, y ya cuando lo está viendo una empieza a sentir que este film es una víctima más de la moda, de la nueva moda de la sangre y las posturas raras de chicas delgadas y los planos amputadores. De esa fotografía que bebe de lo casual del digital y lo estiliza hasta el límite. Y con esto no quiero decir que no me guste la fotografía del film, la verdad es que me pareció muy bonita, muy cuidada pero, de nuevo, totalmente vacía. Y yo me pregunto ¿por qué será que una película a priori con tanta carga metafórica, con tantos elementos para gustarme (amo a Haneke) se me hace finalmente insípida? A mi me parece que Kynodontas a pesar de lo que supone de “avance” o cambio para el cine griego, es una víctima más de la superficialidad que hoy en día invade nuestras pantallas y prácticamente nuestras vidas. La película navega por la superficie y allí se jacta, se revuelca, hace el loco como un moderno de fiesta en la playa que se pone gafas raras y se tira vestido al agua, pero que en el fondo no tiene ni idea de porqué lo está haciendo. A mi me parece que Yorgos Lathimos se queda ahí y no se moja. Y es una pena. Porque la sociedad griega necesita caña (y no solo la griega), porque el cine agradece una variación del encuadre, un riesgo en la interpretación, un algo que mueva un poco su adormecido culo.

A pesar de todo esto he de reconocer que algunas cosas sí me gustan, como la interpretación de la Hermana Mayor (Aggeliki Papoulia) o algunas de las escenas de sexo (con aparente sexo “real”). En definitiva, Canino es para mi más bien un ejercicio de estilo, un intento, un quiero y no puedo que unos disfrutarán ver más que otros pero que seguramente no dejará a ningún espectador dormido en su butaca.

Aquí el trailer