sábado, 4 de abril de 2009

Grown Up

Últimamente pienso que me he hecho mayor. No en un sentido de vieja, en otro.
Es algo que simplemente siento. Es como un estado mental diferente. Más estable, quizá; más completo. Pero esa estabilidad nada tiene que ver con tener un buen trabajo fijo, ni una pareja, ni una hipoteca. Es una estabilidad conmigo misma.

Con los años me he dado cuenta de dos cosas: que te la gente te desilusiona (y seguro que yo a ellos) pero que son lo más importante y hay que currárselo. Me entristezco cuando pienso que ya no espero tanto de las cosas ni de la gente, pero a la vez me doy cuenta de lo bueno que es tener cosas que siempre están. Tener amigos que se cortarían un brazo por ti es algo que sólo te da el tiempo. El tiempo necesario para que yo también sea capaz de dar un brazo por ellos. El mismo tiempo que enlaza caminos y los revuelve y los pone del revés; y de golpe un día te das cuenta de que has crecido al lado de alguien o alguienes y que ahora ya son tu familia, ya no tienen miedo, ya saben decirte que te calles o que no te calles. Y también cuándo es mejor no decirte nada.

Otra cosa que me hace sentir más mayor es que le quito leña a las cosas. No big dramas, por favor. Quizá no vivo la vida con la intensidad de los 16 años pero uff, menos mal. Algunas veces eso también me da un poco de pena, pero enseguida se me pasa. Por un tiempo pensé que me había vuelto una persona menos sensible, más fría. Ahora se que eso no es así y que simplemente se gestionar mejor mis sentimientos. El otro día hablaba con una amiga del instituto sobre esto y yo le decía que a veces tengo la impresión de que cada vez me conozco menos y ella me respondía que eso es porque me conozco más. En realidad, tiene sentido.

Yo no tengo ni puta idea de dónde estaré dentro de dos meses, ni lo que estaré haciendo, y menos dentro de un año o de cinco. Pero ahora sí sé que no voy a encarcelarme. Ahora que me conozco más y me siento realmente responsable de mi misma, que no me da ningún miedo la vida, estoy segura de que seré feliz. Porque vivo la vida que quiero vivir. Nadie ni nada es más dueño de ella que yo. Y disfruto cada segundo.

Me he hecho mayor y me he ido quitando los fantasmas. Ya no quiero una vida normal, ni una familia normal. Ya no quiero hacer lo que se supone que debería hacer. Ni que la gente sepa que soy una chica cuando nos cruzamos por la calle. Ya no quiero demostrarle nada a nadie. No me preocupa el dinero, se que soy capaz de hacer cualquier cosa que haga falta; soy igual de vaga que de trabajadora. No me preocupa dejar de crear porque es mi vida, es mi naturaleza. Y de eso también estoy cada vez más segura.

Si miro hacia mi futuro veo la felicidad de haber escogido mi propio camino. Eso se lo debo en gran parte a mis padres. A los dos. A mi madre por echarle muchos huevos a la vida. A mi padre por luchar siempre por ser él sin que se le caigan los anillos. Ambos fueron a veces malos padres, pero un gran ejemplo de persona.

Con todo esto y con la suerte de que desde adolescente me importe una mierda lo que los demás piensen de mi y de que siempre he sabido disfrutar la soledad, estoy lista para seguir creciendo.

2 comentarios: